Diseño para la calma en la era de la IAG

Por Audrey Lingstuyl

A medida que los sistemas de AGI se vuelven anticipatorios, invisibles y siempre activos, nuestra atención ya no es solo atraída por pantallas, sino absorbida por sistemas. El Diseño para la Calma ofrece un camino posible: un marco de diseño que restaura la claridad, el silencio y la intencionalidad en un mundo de decisiones automatizadas.

Calm Design and AGI - Image by Zach Jiroun

IMAGEN POR Zach Jiroun

Cuando la inteligencia se vuelve ambiental, la presencia debe volverse intencional.

Los CEOs de OpenAI, Google DeepMind y Anthropic han hecho predicciones audaces: la Inteligencia Artificial General (AGI, por sus siglas en inglés) podría llegar en los próximos cinco años. La AGI no es simplemente una versión más avanzada de la IA actual. Se refiere a sistemas con inteligencia a nivel humano (o incluso superior), capaces de comprender, aprender y adaptarse a una amplia gama de tareas.

En resumen: la AGI no espera órdenes. Anticipa. Actúa.

Imagina una vida cotidiana integrada con sistemas que se adelantan a tus necesidades, automatizan tus tareas y se adaptan a tus ritmos. Suena útil, hasta que las decisiones invisibles comienzan a tomarse en tu nombre. Un mundo donde nuestra atención ya no está fragmentada por pantallas, sino por sistemas.

El silencioso costo de la automatización

Los sistemas de AGI prometen comodidad, pero muchas veces a costa de la claridad mental. A medida que las interfaces desaparecen y la automatización se vuelve fluida, la carga cognitiva no desaparece: migra. De gestionar pantallas y menús a gestionar significado, motivación y presencia. Las personas pueden sentirse abrumadas por sugerencias ultra personalizadas, flujos de trabajo en constante adaptación y herramientas que siempre demandan un poco más de su atención.

Cuando todo es adaptativo, el usuario se vuelve perpetuamente reactivo. No frente a tareas, sino frente al sistema mismo.

Corremos el riesgo de entrar en una era de caos silencioso: donde desconectarse sea más difícil que participar, donde el silencio haya que ganárselo, y donde la atención se vea gravada no por el ruido, sino por empujones constantes y sistemas predictivos.

Janlert y Stolterman hacen una revisión crítica de la interactividad, cuestionando la suposición de que siempre es beneficiosa. Exploran cómo las interfaces digitales moldean nuestra atención y comportamiento, desde el cambio de perillas físicas a gestos táctiles, hasta las implicaciones más amplias para nuestro bienestar. Al descomponer los elementos del diseño de interacción, argumentan que comprender los principios fundamentales de la interactividad es esencial para dar forma a su futuro. Es un libro que invita a la reflexión para diseñadores y tecnólogos interesados en el impacto más profundo de las interacciones digitales.

Control en un mundo post-interfaz

Diseñar para la AGI implica repensar el control del usuario. En entornos cada vez más automatizados, muchos pasos de interacción desaparecen. El usuario ya no hace clic en “iniciar”, el sistema inicia por sí solo.

Como explican Lars-Erik Janlert y Erik Stolterman en Things That Keep Us Busy, la automatización reduce el rol del usuario de controlador a definidor de objetivos. El artefacto o sistema se encarga del resto, ejecutando tareas basadas en intenciones inferidas.

Pero cuando los usuarios ya no actúan explícitamente, los sistemas deben obtener esa información de otra manera: escaneando el entorno o modelando al usuario. El primer enfoque asume objetivos claros y comprende sensores contextuales confiables. El segundo requiere interpretar el comportamiento del usuario, incluso aquellas señales no intencionadas.

Ambos métodos son arriesgados. Cuando los sistemas nos malinterpretan, no solo molestan: nos quitan poder. El usuario se convierte en un dato más entre muchos. Una guía en un mar de señales. Modelado, pero no acompañado. Predicho, pero no comprendido.

Este es el momento en que Diseño para la Calma necesita posicionarse.

Calm Design y AGI - Imagen de Vadim Sherbakov

IMAGEN POR Vadim Sherbakov

Qué ofrece el Diseño para la Calma en la era de la AGI

El Diseño para la Calma no es nostálgico ni anti-automatización. Es un marco para recuperar la presencia frente a una inteligencia abrumadora.

Diseñar para la calma en la era de la AGI implica crear silencio intencional. Espacios donde no ocurre nada, donde el usuario no está siendo empujado, ni predicho, ni estimulado. Significa apoyar la desconexión de los bucles impulsados por la IA, y preservar el derecho del usuario a descansar, reflexionar y desconectarse.

En este nuevo contexto, el Diseño para la Calma debe:

  • Desvanecerse en segundo plano cuando no se necesita
  • Ofrecer salidas claras, no solo opciones infinitas
  • Brindar momentos reales de control del usuario, no solo la ilusión del control
  • Fomentar la participación consciente sobre la interacción automática
  • Apoyar la presencia humana, no la performance digital

Claves para una interacción más consciente con la AGI

  1. Diseñar interrupciones
    Haz que los sistemas sean fáciles de pausar, silenciar o apagar. El usuario debería poder interrumpir a la máquina, no al revés.
  2. Optar por valores predeterminados que den espacio
    Evita la personalización agresiva o los bucles de sugerencias. Los valores predeterminados deben respetar la autonomía.
  3. Dar retroalimentación, no solo anticipación
    Ayuda al usuario a reflexionar sobre su uso. Ofrece información útil, no solo predicciones.
  4. Crear estados de silencio
    Introduce modos de interfaz silenciosa, pausas intencionales y momentos de quietud. Diseña el descanso dentro del sistema.
Calm Design Lab y AGI - Imagen de Marc Eggert

IMAGEN POR Photo by Marc Eggert

Repensar la atención en un mundo que actúa sin nosotros

Hoy en día, la UX se enfoca en gestionar lo que hay en pantalla: cuántos pasos toma una tarea, cuán intuitivo es un diseño, cuán fácil es encontrar algo.

Pero en un futuro con AGI, la interacción a menudo será invisible. No haces clic ni escribes: el sistema simplemente actúa. Así que la nueva carga cognitiva no es sobre fricción o confusión, sino sobre:

  • Interpretar qué está haciendo el sistema en tu nombre
  • Entender por qué lo hizo
  • Decidir si estás de acuerdo con ello
  • Y cómo (si es necesario) corregirlo

Esto convierte la gestión de la atención en algo existencial. Ya no es “¿cómo completo esta tarea?”, sino:

  • “¿Quién está tomando las decisiones aquí?”
  • “¿Sigo teniendo el control?”
  • “¿Este sistema todavía está trabajando para mí?”

Un imperativo de diseño

La calma ya no es un lujo. Es una necesidad.

En un mundo con AGI, nuestras herramientas serán rápidas, reactivas y siempre activas. Pero nosotros, los humanos, no tenemos por qué serlo. Debemos construir sistemas que respeten la atención, preserven el silencio y vuelvan a poner al ser humano en el centro del proceso.

Porque cuando la inteligencia se vuelve ambiental, la presencia debe volverse intencional.

Esa es la promesa del Diseño para la Calma en la era de la AGI.



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