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El dilema: compromiso vs. calma

Este seminario web explora la intersección entre el bienestar y el diseño de productos. Tara Venkatesan y Miranda Seidl analizan cómo la aplicación de principios de la ciencia cognitiva puede mejorar la experiencia del usuario, ya sea diseñando productos con el bienestar en mente o creando herramientas para fomentarlo. Uno de los temas que exploran es la gamificación, presentando varios ejemplos de cómo puede utilizarse de manera efectiva para involucrar a los usuarios mientras se apoya su bienestar.
Últimamente, he estado reflexionando sobre un dilema que he encontrado al diseñar experiencias que promueven la concentración y el bienestar: el uso de la gamificación.
Como diseñadora comprometida con la gestión consciente de la atención, a menudo me pregunto cómo pueden alinearse técnicas diseñadas para generar compromiso—como puntos, recompensas y desafíos—con el objetivo de crear entornos tranquilos y libres de distracciones.
La gamificación ha demostrado ser una herramienta eficaz para aumentar la participación del usuario, pero cuando nuestros objetivos de diseño se centran en gestionar la atención de manera consciente y responsable, ¿pueden estas dos fuerzas aparentemente opuestas coexistir?
Esta pregunta ha estado en mi mente mientras exploro el equilibrio entre el compromiso del usuario y la presencia consciente. La gamificación se basa en hacer las tareas más atractivas mediante motivadores intrínsecos y extrínsecos, como recompensas, comparación social y seguimiento del progreso.
Estos elementos pueden generar entusiasmo y participación, pero también pueden introducir distracciones e incluso sobreestimulación, lo que genera un posible conflicto con los principios del diseño calmado.
Entonces, ¿cómo podemos reconciliar ambos conceptos? ¿Puede la gamificación utilizarse de manera que promueva una experiencia tranquila?

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La gamificación se basa en mecanismos como puntos, recompensas y desafíos para hacer que las tareas sean más atractivas. Si bien estos elementos pueden impulsar la participación, también pueden contribuir a la sobreestimulación, lo que va en contra de los principios del diseño calmado.
El reto, entonces, es encontrar un equilibrio: ¿podemos usar la gamificación de manera que apoye la concentración y el bienestar en lugar de interrumpirlos?
Creo que sí, si la aplicamos con intención. Aquí hay algunas formas en las que la gamificación y el diseño calmado pueden coexistir:
- Compromiso minimalista: en lugar de bombardear a los usuarios con recompensas complejas o retroalimentación constante, los elementos gamificados pueden simplificarse. Un rastreador de progreso sutil, por ejemplo, puede fomentar la concentración sin generar presión. El objetivo es crear una sensación de logro sin urgencia ni competencia.
- Motivación intrínseca en lugar de recompensas extrínsecas: en lugar de depender de incentivos externos como puntos o insignias, la gamificación puede centrarse en la motivación intrínseca, como el dominio de una habilidad, la curiosidad o el crecimiento personal. Esto se alinea con el diseño calmado al fomentar que los usuarios interactúen con intención, en lugar de perseguir recompensas artificiales.
- Bucles de retroalimentación no intrusivos: en lugar de animaciones llamativas o notificaciones emergentes, la retroalimentación en una experiencia tranquila puede ser sutil. Un sonido suave, una vibración ligera o una señal visual discreta pueden proporcionar reconocimiento sin interrumpir la concentración.
- Diseñar para estados de flujo: los juegos son poderosos porque pueden inducir el estado de flujo o flow, un estado de inmersión profunda donde las distracciones desaparecen. Este mismo principio puede aplicarse al diseño calmado, asegurando que las interacciones guíen a los usuarios hacia un estado de enfoque y compromiso sin sobreestimulación.
Alineando la gamificación con la interacción consciente
La gamificación no tiene por qué interrumpir el diseño calmado. Cuando se aplica con cuidado, puede proporcionar estímulos suaves que ayuden a los usuarios a mantenerse comprometidos sin alejarlos de su enfoque.
La clave está en diseñar con intención: utilizar recompensas y retroalimentación de una manera que fomente la presencia y el bienestar en lugar de la distracción.
No se trata de eliminar la gamificación, sino de utilizarla como una herramienta para una interacción consciente. Al alinear los objetivos de compromiso con los principios del diseño calmado, podemos crear experiencias que sean tanto atractivas como relajantes.

La plantilla «¿Es este diseño engañoso?» ayuda a identificar y evaluar patrones de diseño engañosos que pueden manipular la atención y el comportamiento de los usuarios. Proporciona un marco estructurado para que diseñadores y partes interesadas reconozcan y aborden tácticas que priorizan en exceso los objetivos comerciales a expensas del bienestar del usuario.

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