Tipos de atención: diseñar calma en un mundo lleno de distracciones

Por Audrey Lingstuyl

Inspirado en aportes de la psicología y la neurociencia este artículo explora cómo funciona realmente la atención y lo que significa diseñar experiencias que la respeten. Desde la atención selectiva y sostenida hasta el enfoque emocional y cognitivo, el diseño calmo nos invita a tratar la atención como un proceso vivo.

Artyom Korshunov & Calm Design Lab

Imagen por Artyom Korshunov

Para diseñar bien, necesitamos entender que la atención es compleja, dinámica y profundamente humana.

Vivimos en la economía de la atención. Nuestras mentes están constantemente bombardeadas por sobrecarga sensorial, notificaciones y distracciones digitales. Pero, ¿y si pudiéramos diseñar experiencias que no lucharan por captar la atención, sino que la respetaran? ¿Y si ayudáramos a las personas a gestionar su enfoque de una manera considerada y solidaria, sin ser invasiva?

Este es el corazón del diseño calmo: diseñar para la atención plena, la presencia y de modo sostenible. No sólo nos pide reducir distracciones, sino tratar la atención como algo complejo y profundamente humano.

Imagen por patrick untersee

Las múltiples caras de la atención

La atención no es un simple interruptor que encendemos o apagamos. Ella cambia. Se profundiza o se retrae. Se cansa. Es moldeada por la intención interna y los estímulos externos. Y adopta diferentes formas, cada una con su propio ritmo.

Entender estas formas es clave si queremos diseñar para la calma y desde el cuidado.

1. Atención selectiva: sintonizar y filtrar

Es el tipo de atención que nos permite concentrarnos en una sola voz en una sala llena de gente hablando, o en una sola tarea entre muchas pestañas abiertas. Es cómo filtramos lo importante del ruido. En diseño, esta se usa para guiar a las personas hacia la información más relevante. Pero el diseño calmado propone otro enfoque: en lugar de capturar la atención, despeja espacio para que esta pueda aterrizar.

2. Atención dividida: el arte de malabarear

Es la que usamos cuando intentamos hacer varias cosas a la vez. No obstante la multitarea o multitasking es, en gran parte, un mito. Los estudios demuestran que dividir la concentración reduce la productividad y genera errores y fatiga. El diseño calmado reconoce este límite. Por eso evita entornos en los que el usuario debe seguir varios hilos a la vez y fomenta la profundidad, permitiendo que este se concentre en una sola tarea.

3. Atención sostenida: la maratón del enfoque

Es la atención que necesitamos para el trabajo prolongado o el pensamiento profundo. Por ejemplo, leer un artículo largo, resolver un problema complejo, o trabajar en un proyecto desafiante. Sin embargo, esta es frágil. Incluso pequeñas interrupciones pueden romperla. Investigaciones indican que nuestra capacidad de atención en una tarea es de unos 25 minutos antes de decaer. Por eso, el diseño calmado la apoya, segmentando el contenido de forma natural, ofreciendo pausas y minimizando información innecesaria.

4. Atención ejecutiva: el guía interior

Es la que nos ayuda a gestionar nuestro enfoque: planificar, decidir, resistir distracciones. Es la que dice: «Sigue aquí, no te distraigas». En el diseño calmado, apoyamos esta función reduciendo la parálisis de decisión y simplificando los caminos posibles. Opciones y jerarquías claras permiten que el usuario avance sin sentirse perdido o abrumado.

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Las capas ocultas de la atención

Más allá de estas categorías, la atención también fluye a través de capas más profundas. Cada una de estas capas habla un lenguaje distinto, y el diseño calmado las escucha a todas.

Atención de abajo hacia arriba: el tirón de lo inesperado

También llamada atención automática. Es la que se activa con un ping, un destello o un movimiento repentino. Es rápida, instintiva y difícil de ignorar. Muchos entornos digitales se apoyan en ella para mantenernos enganchados. Pero su exceso agota y nos inquieta. El diseño calmado la usa con verdadera mesura. Por eso, cambia alertas por avisos suaves y evita interrupciones innecesarias, creando espacio para que el usuario vuelva a sí.

Atención de arriba hacia abajo: el poder de la intención

Es la que activamos de forma consciente, como al leer un texto o resolver un rompecabezas. Requiere energía y claridad de propósito. Cuando una experiencia es caótica, perdemos la dirección. Por eso, el diseño calmado allana el camino, favorece la fluidez intuitiva y la organización clara, de modo que las personas puedan sostener su intención por más tiempo.

Atención emocional: lo que nos mueve

Está guiada por la relevancia afectiva. Nos hace girar al ver a un ser querido o reaccionar ante el llanto de un bebé: prestamos atención a lo que nos importa. La emoción agudiza el enfoque, pero también nos vuelve vulnerables. El diseño calmado usa las emociones no para manipular, sino para conectar. Un gesto de cuidado, un momento de belleza, una sensación de ser visto: todo esto construye confianza y presencia. De ese modo, invitan al usuario a un espacio donde sus emociones son reconocidas, no explotadas.

Atención cognitiva: pensar con cuidado

Es la atención que dedicamos al pensamiento complejo, al aprendizaje y a la reflexión. Es donde vive el compromiso o engagement real. Esta necesita un entorno adecuado, libre de ruido y propicio al flujo. por eso, el diseño calmado intenta crear ese entorno, respetando el ritmo del pensamiento y el esfuerzo que implica mantenerse enfocado. Convierte información en significado. No diseña para clics rápidos, sino para la inmersión profunda y sostenida.

Dustin Humes & Calm Design Lab - Attention Economy

imagen por Dustin Humes

De la teoría a la práctica: diseñar para una atención calma

Diseñar con calma es colaborar con la atención, no competir con o por ella. Implica verla no como un recurso a capturar, sino como una relación a cultivar. Así es como esta filosofía se ve en la práctica:

  • Haz que la atención fluya: estructura la información según los ritmos mentales. Deja que las ideas respiren. El flujo ocurre cuando nada se interpone.
  • Reduce la multitarea: la multitarea desgasta. La simplicidad alivia. Al minimizar las cosas que el usuario debe rastrear de modo simultáneo, permitimos que su enfoque se profundice.
  • Honra la emoción: la atención emocional es poderosa. El diseño calmado no la usa como truco, sino como herramienta para conectar empáticamente. Usa pistas emocionales con calidez y respeto, no para explotar a las personas.
  • Dale tiempo a la mente para respirar: la atención sostenida es una maratón. Las pausas, el silencio visual y la amplitud permiten al usuario recuperar el aliento. El diseño calmado invita a la reflexión, no a la prisa.

La atención como material creativo

La atención no es algo que tomamos. Es algo que las personas entregan. Y lo que entregan, deberían darlo con libertad, con agencia y calma.

Diseñar para la atención no significa capturarla, sino sostenerla con cuidado. Significa crear espacios donde pueda crecer, donde la presencia sea posible, y donde el usuario no se sienta desgarrado en múltiples direcciones.

El diseño calmado no trata de diseñar menos, sino de diseñar con más cuidado. Porque en un mundo que exige tanto de nuestra atención, lo más radical que podemos hacer es tratarla con respeto.



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